Samuráis en el Guadalquivir

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Se encuentra frente al embarcadero de Coria del Río, pudiendo observar la estatua del “Samurai”, colocada en recuerdo de la histórica “Misión Keicho”, en la alameda coriana en medio de la belleza de los 200 “sakuras” plantados a sus pies.

Entre los años 1613 y 1620, el Samurai «Hasekura Tsenaga» encabezó una misión diplomática a España, potencia hegemónica, y al Vaticano en Roma, acompañado del Franciscano, nacido en Sevilla que estaba de misionero en Japón, Fray Luis de Sotelo. El objetivo de esta Misión, que estaba compuesta por cerca de 200 hombres cristianos, era, por un lado, la de cristianizar Japón con el reclutamiento de monjes y conseguir un episcopado en sus tierras por orden papal y, por otro lado, desarrollar las relaciones comerciales con el rey de España Felipe III.

La ruta hacia España era a través del Pacífico, recalando en el virreinato de Nueva España (llegó a Acapulco y partió desde Veracruz) y de ahí recorriendo el Caribe y el Atlántico, hasta llegar en el 1614 a Sanlúcar de Barrameda, siendo recibida la Misión por los duques de Medina Sidonia. La Misión remontó el río en dos Galeras, para atracar en Coria del Río y posteriormente fue recibida en Sevilla desde donde algunos y no todos los miembros de la Misión, iniciarían el camino a Roma.

A la vuelta de su viaje por Europa, cuando ya esperaban para volver a Japón, algunos de los japoneses que formaban parte de la Misión Keicho decidieron quedarse en Coria del Río. Estos japoneses se asentaron en la ciudad sevillana formando familias junto a sus habitantes, y sus descendientes son todos los que, de primero o segundo apellido, se llaman Japón. Por entonces, Coria tenía unos 2.000 habitantes. En la actualidad cuenta con aproximadamente 30.000 habitantes, de los que, aproximadamente 1.000 tienen dicho apellido.

Fuente (texto y fotos): Franc Rodríguez (SurAvante)

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