Description
Se encuentra usted en la primera corta realizada en el Guadalquivir en en el año 1795, la
corta de “la Merlina”, a los pies del cerro de San Juan. Se sustituyeron diez kilómetros de navegación fluvial por tan solo seiscientos metros. Los diarios de abordo solían reflejar “Coria de día, Coria de noche…” debido a que se pasaba por el mismo punto a dos horas muy distantes del día.
Entre las edificaciones situadas en la orilla, destaca alguna “
carpintería de ribera” superviviente. La construcción de embarcaciones es una actividad etnológica milenaria propia de la ciudad de Coria que ha sido declarada “bien de interés cultural”.
Fondeadas se pueden observar tanto la típica “
barca coriana”, embarcación autóctona centenaria y usada para el transporte de personas y mercancías, como el “
alburero” con sus cucharas y canoa para la pesca tradicional del albur o el “camaronero”, de arte cuadrado y de maya más pequeña.
Sin embargo, es el trasmallo o la técnica de arrastre de “
lances corridos” el arte de pesca mayoritariamente usado en la actualidad. Las artes y técnicas de pesca que se emplearon décadas atrás fueron muy diversas, adaptadas a cada especie y a cada temporada, destacando dos artes fundamentales:
las cucharas y las
artes de banda.
Hoy en día
la pesca en el Guadalquivir es mínima debido a la desaparición de las especies con mayor valor gastronómico y a la dureza en sí de la profesión. Nos quedan el albur, la anguila (más hacia el mar), el camarón, así como el barbo, la carpa, la boga o especies invasoras como el black-bass, la perca sol o el cangrejo rojo.
A continuación de los pesqueros fondeados, observamos agua abajo la “
Barcaza de Coria”, la que se encarga de conectar ambos márgenes del río con un trayecto de 250 metros. Transporta al coriano a la “orilla de levante”, acortando el camino en más de 30 km en los desplazamientos a la ciudad de Dos Hermanas o Los Palacios.
Fuente (texto y fotos): Franc Rodríguez (SurAvante)
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