Desde donde está, puede contemplar el singular barrio del Roque, que se asienta sobre un promontorio rocoso, que se interna en el mar, donde numerosas casas se agolpan en un laberinto de callejuelas estrechas. El Roque es testigo de una época en la que se cultivó cada parcela de tierra fértil, de un tiempo donde las casas se construyeron en los lugares a los cuales era imposible arrancarle el fruto, aunque éstos estuviesen dentro del mar.