Desde la cima del Monte El Castillo de Vispieres nos encontramos con los restos de una antigua fortaleza-castillo del siglo XV, vestigios de un sobrio edificio casi cuadrado con muros de mampostería y sillería en las esquinas, que nos permiten evidenciar su intensa y rica historia.
La localidad de Vispieres donde se encuentra ubicado El Castillo toma su nombre de la “víspera” de llegar al destino, tomando como referencia el vecino municipio de Suances y su puerto denominado “Portus Blendium”, debido a que la calzada romana que partía de Juliobriga pasaba por aquí hasta llegar al puerto de Suances. En este lugar fueron encontrados por el escultor local Jesús Otero los fragmentos de tres vasos de cerámica que corroboran la existencia de este castro romano, y que hoy se encuentran en el Museo Regional de Arqueología y Prehistoria.
Desde tan magnífica vista podemos imaginar el origen de la historia de la humanidad a través del mayor tesoro arqueológico de la villa, La Cueva de Altamira y su entorno, descubierta en 1879 por Marcelino Sanz de Sautuola y su hija María, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Con pinturas rupestres del Paleolítico Superior, con una excepcional sala de policromos de hace unos 135.000 años considerada “La Capilla Sixtina del Arte Cuaternario”. No deje de perder la oportunidad de acercarse hasta el Museo Nacional y Centro de Investigación Altamira creado en 1979 para la conservación, investigación y divulgación y disfrute de su conocimiento, a través de la Neocueva, recreación del espacio cavernario original, la exposición didáctica e interactiva “Los Tiempos de Altamira”, y las múltiples actividades, talleres para todas las edades, exposiciones temporales y otras actividades especiales que se ofrecen a lo largo del año.
Desde la situación defensiva de El Castillo nos hace sentirnos como verdaderos vigías, y contemplar desde la lejanía algunas de las nueve localidades que forman parte del municipio de Santillana del Mar, el origen de estas localidades se constata documentalmente alrededor del siglo X, en el caso de los más antiguos, como Queveda y Ubiarco, del XI Viveda, Vispieres y Arroyo, del XII Camplego, del XIII Herrán, y del siglo XIV Mijares y Yuso. El dominio señorial de la Abadía de Santa Juliana confirió a la mayoría de estas poblaciones la catalogación de barrios de Santillana, con la consiguiente explotación de tierras en las que residían un puñado de hidalgos y numerosos pecheros, ya que la agricultura y la ganadería han sido los motores económicos del desarrollo de los habitantes del municipio. La tradición y la influencia del área administrativo dominado por la entonces Abadía de Santillana se tradujo en la creación y el mantenimiento de pequeños tesoros arquitectónicos, en su mayor parte religiosos y defensivos, que aún acogen los pueblos que constituyen el Ayuntamiento y que merece la pena visitar.
Desde nuestra espectacular vista en ocasiones según la dirección del viento podemos escuchar los rugidos de los feroces felinos, el cántico singular de las aves o los divertidos gritos de los orangutanes y chimpancés, que nos llegan desde el Zoológico de Santillana del Mar, calificado por WWF/ADENA como uno de los cuatro mejores zoos de España, a destacar el Parque Cuaternario en el que se recrean todas las especies animales y vegetales que existían en Santillana del Mar en la época prehistórica. (Para el acceso a estas inmejorables vistas del municipio, Ver Ruta “Subida al Monte Castillo”, distancia 2,5 km desde Santillana, aprox. 1 h)